jueves, 9 de junio de 2011

Tesis del gabinete azul



Puede el gabinete azul brindarme su espacio
y sus pausas enguantadas brindarme puede;
puede también brindarme su lecho
reducido por el horror que provoca el visitante de las dos en punto.

Puede revolverse y abatir sus columnas
y hacer pasar el terremoto del canalla por sus mármoles.
Esto y más puede por su existencia de gabinete azul:
ligeramente pintado de azul por el guardabosque.

Pero no podrá jamás hacer de mí un gabinete azul
enclavado en el césped del señor del castillo,
con su cordón de seda estrangulando los días
mientras camina hacia atrás para no penetrar en su fastuoso recinto.

Jamás podrá el gabinete azul entrar en mi espacio
ni que yo le brinde mis mortales esperas
de gabinete azul dispuesto a todo:
horrorizado por el horror que provoca el visitante de las dos en punto.

No podrá jamás y ésto le conmueve de tal modo
que me exige transformarme en gabinete azul
y aguardar sus entradas de rey portando un ave.

No siendo ésto posible entonces entro en él,
entonces a sus pausas enguantadas me entrego
y lo estrangulo con el cordón de seda de los días.

Entonces es que al dejarlo desplomado en sus mármoles
puede el gabinete azul salir y abandonarme
como si hubiera entrado en mí a fin de horrorizarme.

Virgilio Piñera
Publicado en la revista Orígenes en el número 5
primavera de 1945, La Habana, Cuba

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